Pro y contras:
En los niños la necesidad del ejercicio es casi una obligación a causa de los beneficios y las virtudes que genera en cada uno de ellos. ¿Pero qué sucede si esa idea no se ve reflejada en los padres?
Las ventajas que nos puede ofrecer un régimen de ejercicios son varias como por ejemplo; mejorar nuestra resistencia física; regular las cifras de nuestra presión arterial; incrementar o mantener nuestra densidad ósea; mejorar nuestra resistencia a la insulina; controlar el peso corporal o en el aspecto psicológico beneficiando nuestro autoestima combatiendo la depresión a través de la generación de dopamina, etc… Enumerar todos los beneficios podría llevarnos varios renglones más y si encima destacamos la importancia que tiene en los más jóvenes o niños sería aún mayor, pero de cuanto sirve hablar de cada uno de ellos si luego no reflejamos nuestras palabras con nuestros actos.
Los adultos constantemente sostenemos que el problema proviene por los nuevos hábitos que los niños tienen, como el fácil acceso a la tecnología y la capacidad de estas para ofrecer divertimento sin realizar ningún tipo de ejercicio o actividad física. Diferentes estudios concuerdan que alrededor del 60% de los niños ocupan al menos 3 horas diarias de su día en estas actividades. Le pregunta es ¿Qué hacemos nosotros, los padres, para que las inviertan en otras actividades? ¿Tratamos de formar parte en estas actividades y de esta forma entenderlas?
Otros entienden que el deporte y la intelectualidad no van de la mano, a pesar que estudios realizados en diferentes instituciones barriales como clubes, en este caso“El Club de Amigos” de la provincia de Buenos Aires, arroja los siguientes números:
- El 94% de los chicos lee libros fuera de los del colegio.
- El 71% leyó más de 2 libros en el último año.
Por ende ¿Hasta donde incide el núcleo familiar en las decisiones de un niño sobre las actividades que realiza?
No se trata de echar culpas o asumir todos los errores como nuestros, sino de encontrar la forma de beneficiar ambas partes con actividades que enriquezcan la vida en familia y la salud tanto de los niños como la de los mayores.
¿Que pasa sino buscamos la forma o simplemente no tenemos tiempo para hacerlo?
Existe la posibilidad que debido a las exigencias laborales no tengamos tiempo de promover esta actividad con nuestros hijos ni tampoco realizarla nosotros de modo constante. Los resultados, por más que no puedan ser absolutamente concretos e irrevocables nos puede afectar en un futuro lejano, como cercano.
Algunos de los efectos más comunes son los siguientes:
- Efectos cardiovasculares: la práctica de deporte disminuye la capilaridad. El oxígeno en sangre.
- Cambios musculares: reducción en la potencia de la musculatura, en la agilidad, la coordinación y la movilidad del cuerpo. Nos volvemos más lentos y torpes.
- El metabolismo se lentifica: facilita que los niveles de glucosa (azúcar) en sangre disminuyan, por lo que se reduce el riesgo de diabetes.
- Mente despejada: aumenta el riesgo de depresión, además de generar una disminución en la autoestima
En conclusión no pretendemos decirles que es lo que “deben hacer” solamente comentarles que el hacer ejercicio no es una disciplina que ayuda a tener una vida plena en el aspecto físico sino que es una oportunidad para congeniar con sus pares y sus familias, además de brindar un ejemplo que luego sus hijos se lo agradecerán.
Bibliografia: